habla de tus miedos
No existe una guía para ser padre, pero si bien habitulamente se anima a las mamás a hablar de los problemas con los que se encuentran y sus preocupaciones, lo mismo no suele pasar con los papás, y hace que se sienten menos inclinados a hablar. Al fin y al cabo, en comparación con lo que pasan las mujeres (dar a luz, amamantar…) Sus preocupaciones no son para tanto ¿no?
Sí lo son.
Ambos padres tienen la misma importancia en una unidad familiar, así que si hay algo que te molesta, no tengas miedo a admitirlo. Para ayudarte en tu camino, hemos contado con algunas experiencias personales sobre cómo es ser padres primerizos y cómo lidiaron con las adversidades que se les presentaron.
primera vez en la sala de partos
"Hubo momentos durante el parto en los que me sentí totalmente inútil", dice James, padre de Joseph, de tres años. ""Hubo un momento en el que mi novia tenía tanto dolor que no podía ni comunicarme con ella. E incluso de haber podido, no había nada que pudiera hacer o decir para hacerla sintiera mejor.
Todo el personal de la habitación tenía algo que hacer y yo estaba allí quieto sin hacer nada. Sin embargo, las enfermeras/matronas necesitaban saber en que punto estaba y me hicieron preguntas como cuándo había roto aguas y a qué hora habíamos llegado al hospital, así que fue bueno poder ayudar por lo menos en eso.
Después de que a mi novia le pusieran la epidural, las cosas se calmaron y pude serle de ayuda, llevándole bebidas o lo que necesitase. Luego, cuando llegó el momento de empujar, la animé diciéndole lo bien que lo estaba haciendo y lo cerca que estaba de terminar. Cuando nuestro hijo finalmente nació, tuve una sensación de alivio que no había sentido en mi vida. ¡Y era increíble cuánto se parecía a mí! ¡Fue la sensación más extraña, pero la que recuerdo más vívidamente!"
convertirse en padre a tiempo completo
"A mi esposa la acababan de ascender cuando quedó embarazada de nuestra hija, Evie", dice Stefan. "Yo, por otro lado, estaba buscando un cambio de carrera, después de haber pasado años en un trabajo mal pagado que no me gustaba. Ninguno de nosotros quería enviar a Evie a una guardería a menos que fuera estrictamente necesario, así que decidimos que me dedicaría a tiempo completo a cuidar de nuestra hija una vez que terminara la baja por maternidad de mi esposa.
Empecé a ponerme nervioso a medida que se acercaba el momento de que mi esposa volviera al trabajo, principalmente por el dinero, ya que tendríamos que vivir con menos de lo que estábamos acostumbrados". Ahora somos más conscientes de lo que gastamos, pero nos las arreglamos. Hemos reducido los "lujos" de los que puede prescindir fácilmente, como paquetes de TV y comida para llevar, para asegurarnos de que tenemos suficiente dinero para lo esencial, además de días de descanso y al menos unas vacaciones decentes al año. ¡Y aunque a veces echo de menos cuando no teníamos que estar pendientes del presupuesto, luego pienso en la cantidad de tiempo que paso con mi hija, y enseguida recuerdo mis prioridades!"
echar de menos a tu hijo
"Me dolió mucho sentir que me estaba perdiendo ver crecer a nuestro hijo, Jay", dice Jamie. "Pasaba un poco de tiempo con él por la mañana antes de trabajar, y al volver corría a casa para bañarme y acostarme". Me resultaba difícil hablar de esto con mi esposa, ya que estaba muy estresada y no quería añadirle otra carga, pero una vez que lo mencioné, se sintió aliviada de que me sintiera así y de que quisiera pasar más tiempo con él. Ahora todos los fines de semana pasamos tiempo juntos a solas. Tengo un asiento en la parte delantera de mi bicicleta para podamos ir juntos, lo cual es genial. También trato de tomarme un día libre cada quince días, que es el día de papá y Jay. Eso me ayudó mucho".
Ser padre es una experiencia increíble, pero eso no significa que no implique presión, cansancio y estrés, y es importante que sepas que no eres el único. Comunícate y recuerda: las preocupaciones no son muestra de debilidad, sino de interés.